¿La Convención de Viena sobre Relaciones Consulares responde a las necesidades de los turistas internacionales?
La Convención de Viena sobre Relaciones Consulares es uno de los instrumentos legales claves a nivel internacional para salvaguardar
los derechos de los nacionales de un país en el exterior.
Esta Convención ha «obligado» a los gobiernos a desarrollar mecanismos para asistir y proteger a sus nacionales. Sin embargo, dado
que fue aprobada en 1948, los mecanismos de implementación se enfocaron principalmente en satisfacer las necesidades de los
nacionales viviendo en el exterior. Mientras que, y especialmente desde los años 90, el turismo comenzó a crecer significativamente, y
con ello, las necesidades de asistencia y protección consular de los turistas internacionales.
Sus necesidades son diversas, desde ayuda por la pérdida de su pasaporte, hasta cuestiones tremendamente graves, como su
protección, cuando ocurre una violación de sus derechos humanos. Pero la verdad es que los mecanismos existentes en la actualidad
no siempre aseguran su protección, principalmente por dos motivos que se encuentran vinculados entre si: duración de la estadía del
turista (máximo 3 meses), y dado que los mecanismos de protección consular terminan cuando el turista se va del país donde ocurrió la
violación.
Pero, ¿es acaso correcto que dicha protección termine? ¿No es contraproducente con la esencia de la Convención de Viena sobre
Relaciones Consulares? Esto, especialmente si consideramos que cuando una violación de los derechos humanos ocurre, el dolor y el
trauma originado por el trato denigrante o injusto no desaparecen cuando el turista toma el avión.
Por lo anterior, soy una convencida de la urgencia que el sector turismo, y muy en particular, los Ministerios de Turismo, trabajen
conjuntamente con sus Ministerios de Relaciones Exteriores para darles a conocer los tipos de problemas que el turista enfrenta durante
sus viajes internacionales.
No hay que olvidar que, y si bien, la falta de adaptación de los procedimientos, se encuentra directamente vinculada con la
falta de concientización de las necesidades particulares del turista a nivel internacional, la solución no es difícil de materializar,
puesto que solo requiere del diálogo intergubernamental.